El cutis seco presenta un aspecto mate, terso y tirante, con poros cerrados, puede presentar descamaciones y suele estar deshidratada, tendiendo a resquebrajarse. La piel seca es sensible a los cambios bruscos de temperatura, al frío y al calor, se muestra arrugada, se suele pelar y escamar.
Este tipo de pieles requiere de cuidados constantes e intensos para retrasar el envejecimiento.
La salud de la piel depende mucho más de nuestra alimentación que de cualquier crema que nos apliquemos.
Deberíamos alimentarnos principalmente de frutas y verduras cuanto más frescas y menos elaboradas mejor, que además de aportarnos vitaminas y nutrientes favorecen el crecimiento y la renovación celular. Ingerir muchos líquidos: agua y zumos naturales recién exprimidos que ayuda a mantener las células cutáneas con elasticidad. Evitar el consumo de grasas, tomando de forma moderada aceites vegetales de primera presión en frío que son de mejor calidad como el aceite de oliva virgen, aceite de germen de trigo (rico en proteínas y vitamina E), aceite de girasol sin refinar (de venta en herbolarios), aceite de onagra que nos ayudan a mantener la piel flexible, la fortalece y evitan la sequedad.
Evitar el exceso de alcohol, el consumo de tabaco responsable de la destrucción de las fibras de colágeno de la piel. La falta de sueño, el estrés, la falta de ejercicio, la acumulación de toxinas, las malas evacuaciones intestinales, la contaminación, influyen seriamente en la elasticidad y la salud de nuestra piel.
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